El proyecto propone el aprovechamiento de las viejas líneas férreas que llegaban hasta al abandonado puerto del fiordo mediante un urbanismo modular y cambiante, capaz de conformar diferentes espacios en función de las necesidades específicas.
Estos módulos rodantes pueden contener un hotel, baños públicos o una sala de conciertos, por ejemplo. Con ellos, los arquitectos no se limitan a construir nuevos bloques o plazas públicas, sino que crean una escenografía urbana adecuada a cada actividad pública (festivales, mercados, conciertos, etc), aprovechando las infraestructuras preexistentes.
Los arquitectos querían dar identidad a la ciudad y establecer, literalmente, un lugar en movimiento. Su proyecto trata de armonizar de forma sostenible los recursos con los que cuenta la región con el incremento de turistas que se acercan hasta ella para disfrutar de este entorno privilegiado. Realizando un estudio de la zona, descubrieron una antigua línea de ferrocarril ya en desuso, un enclave ideal por su equidistancia del centro de Åndalsnes y las rutas de senderismo de los alrededores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario